Rincon del Pastor


Sermón Dominical
Pastor 
Domingo Pérez Badillo
domingo, 19 de junio de 2011

A continuación cinco tipos de padres y posibles consecuencias en sus hijos:
1. Los Padres Inconsistentes: En ocasiones son rechazadores, en otras críticos y en otras demasiados cariñosos. Sus reacciones se basan en sus sentimientos. Son pocos constantes y no siempre cumplen sus compromisos. Su estado de ánimo es cambiante y actúan como improvisando. Consecuencias en los hijos: Inseguridad, angustia y desconfianza. Carecen de criterios estables. Perciben estados de ánimo de sus padres y actúan de acuerdo a su conveniencia.
2. Los Padres Permisivos: Procuran intervenir lo menos posible. No toman decisiones, no orientan. Los dejan hacer lo que quieren. No permiten la reflexión en sus hijos para la toma de decisiones. Pretenden complacer en todo. Consecuencias en los hijos: Desconcierto, desamparo, angustia y en muchos casos frustración. Hay un ambiente de desorganización. La tensión favorece el individualismo.
3. Los Padres Sobre Protectores: Promueven el dialogo y la discusión, pero ellos deciden cuales son la respuesta correctas. Evitan las discordias. Consideran a sus hijos como seres inmaduros y faltos de recursos. Consecuencias en los hijos: Crean dependencia, inseguridad, temor, falta de madurez.
4. Los Padres Autoritarios: Celosos de la autoridad y disciplina. Aplican reglamentos. Castigan sin dar explicaciones. Dicen lo que es y lo que debe ser. Desconfían de las capacidades de los hijos. Actúan como caciques. Consecuencias en los hijos: Temor, dependencia, agresividad. Se sienten fiscalizados. Desarrollan menos creatividad. Escaso desarrollo del autocontrol.
5. Los Padres Democráticos: Permiten y estimulan la participación de sus hijos. Confían en sus hijos para analizar y buscar soluciones a los problemas. Crean un clima de confianza. Actúan como facilitadores. Consecuencias en sus hijos: Autonomía, creatividad, autocontrol y responsabilidad.

Fuente: Varias 

domingo, 12 de junio de 2011

Valores Que Producen Recompensas III
(Col.3:20,23-24; Ef.6:1-3)

Todo hijo quiere tener la confianza de sus padres, lograr independencia económica, aportar en las tareas del hogar, cultivar la vida espiritual y no crear problemas entre otras cosas. Y la pregunta que hay que hacerse es; ¿Es esto lo que estamos realmente haciendo? Usualmente cuando el hijo está en una etapa en que ha desarrollado su propio juicio lo que quiere saber son sus derechos y privilegios. Sus deberes y responsabilidades lo dejan para un segundo plano.

Los tiempos ciertamente han cambiado, el problema surge cuando cambian los valores. No importa los cambios que ocurran los valores no son negociables. Estos valores son trazados por los padres. El texto en Efesios nos habla de valores y les habla directamente a los hijos. En primer lugar, el Apóstol está diciendo que la actitud correcta debe ser: “Yo obedezco a mis padres porque el Señor me lo pide” Porque es justo. Es El quien determina lo que es justo y lo que no lo es. Es por eso que cuando obedezco a mis padres estoy agradando al Señor. Por el contrario, cuando les desobedezco estoy desagradando al Señor.

El versículo 2 habla de la palabra “honrar”. Honrar significa más que obedecerles. Implica amar, estimar altamente, mostrar respeto y consideración. Este honrar debe ser hacia ambos padres, puesto que en lo que se refiere al hijo ambos tienen la misma autoridad. Este mandato de honrar a los padres es acompañado con una promesa en el versículo 3. Hijos que no honran a sus padres significa ruina para el hogar, la Iglesia, la sociedad y el País.


domingo, 6 de marzo de 2010

La Lección del Centurión
(Mateo 8:5-13)
La fe es una herramienta poderosa que el creyente tiene y necesita utilizar más. A veces se presentan situaciones en la vida diaria y solemos escuchar frases como: “no lo voy a lograr”; “que mal me va”; “no se puede”. Y la pregunta que queda entonces es; ¿Dónde está la fe? o ¿Sobre qué está cimentada la fe?

El relato bíblico nos muestra a un hombre gentil, funcionario del ejército romano al servicio del emperador, que agradó a Jesús por su fe. Sin ser un seguidor de Jesús, le rogó por su siervo para que el Señor le sanara. La respuesta de Jesús al centurión fue todo lo que él hubiera esperado y más; “yo iré y le sanaré”. Sin embargo, este hombre reconociendo que estaba ante la presencia del Todopoderoso, le dice al Señor que no es digno de pisar su casa y acto seguido hace una de las declaraciones más poderoso que cualquier persona que espera un milagro puede decir; “solamente di la palabra”. Dice la escritura que Jesús se maravilló de ver la fe de este hombre y en aquella misma hora el siervo del Centurión sanó.

Dios está buscando hombres y mujeres que puedan asombrarle por medio de su fe en El. Dios quiere obrar de una forma poderosa en las vidas de sus hijos, pero es necesario creerle a El, porque sin fe es imposible agradarle. El Centurión nos enseña que lo único que necesitamos para conseguir el milagro que anhelamos es fe y decirle al Señor: “Solamente di la palabra”; y El lo hará para la Gloria de su Nombre. 

domingo, 20 de febrero de 2011

Amor a los Perdidos

El mes de febrero se conoce como el mes del amor. Sin embargo, hay una expresión de amor de la cual no se habla, ni se celebra en este tiempo; "El amor a los perdidos". Es increíble pensar que cerca del 40% de la población total no han escuchado el nombre de Jesús. Esto representa 2.4 mil millones de personas. Gente en los desiertos, montañas y selvas marginados por los demás. Es por tal razón que Dios está buscando una generación que pueda llevar a los perdidos un mensaje de esperanza.

A. ¿Cómo pues invocarán a aquel en el cual no han creído? Como puede la gente sin fe ni esperanza orar, adorar, alabar o clamar a Dios. Necesitan de alguien que pueda llevar el mensaje de esperanza (Sal.145:18; Hch.13:44-49).
B. ¿Y Cómo creerán en aquel de quien no han oído? Y es que cuando Dios toca las vidas cambia su lamento en gozo, su tristeza en alegría, su tribulación en paz. Cuando las personas creen en el Señor las hace criaturas nuevas y las da una nueva canción. Antes no creían, porque no habían escuchado. Sin embargo, ahora son personas transformadas totalmente (Hch.16:25-34).
C. ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?  Dice la Biblia que; "la fe viene por el oír y el oír, por la Palabra de Dios". Como Hijos de Dios esta responsabilidad recae directamente sobre nosotros (Mt.5:14; Mr.16:15; Hch.1:8). Las personas pueden oír no solo por nuestras palabras sino también por nuestro testimonio.
D. ¿Y cómo predicarán sino fueren enviados? Jesús nos dejó La Gran Comisión. Esto significa que el mensaje tiene que llegar a toda lengua, pueblo, raza y nación. Es probable que usted ni yo podamos ir, sin embargo, Dios ha llamado a misioneros con la encomienda de llevar las Buenas Nuevas a cada rincón del mundo.

Con nuestras oraciones y nuestra promesa de fe al Fondo de la Gran Comisión podemos poner nuestro granito de arena para que el evangelio sea predicado en todo el mundo y entonces estaremos adelantando su regreso por la Iglesia (Mt.24:14).

domingo, 6 de febrero de 2011
Tema
         Celebrando El Año Agradable
(Lucas 4:16:21)

Celebrando El Año Agradable es nuestro lema para el 2011. Cuando escuchamos la palabra año, usualmente pensamos en tiempo. El tiempo se define de dos maneras desde la perspectiva bíblica. (1)Cronos: tiempo que se puede medir; (2)Kairós: tiempo que no se puede medir. Dios considera el tiempo desde una perspectiva distinta a la del hombre. Dios opera en la eternidad (2Pedro 3:8, Sal.84:10), por otro lado, el hombre en un tiempo cronológico. Cuando hablamos del año agradable, pensaríamos entonces en el tiempo cronos, sin embargo, quiero presentarlo desde el tiempo Kairós. Quiero decir con esto que no celebramos un año, ni diez años, sino mas bien un tiempo ilimitado, que comprende desde nuestra fundación hasta que el Señor regrese por Su Iglesia.

Cuando Jesús dice: “a predicar el año agradable” hablaba no de un tiempo fijo, sino más bien, de un tiempo asociado a la eternidad. Y esto ocurriría como resultado del trabajo ministerial que la Iglesia, tanto en aquel tiempo, como en este está llamada a realizar. Es el resultado de (1) dar buenas nuevas a los pobres de espíritu; (2) procurar la sanidad del alma; (3) traer libertad al cautivo; (4) proveer la sanidad física; (5) liberar al oprimido. Cuando todo esto ocurre en la Iglesia el resultado directo es un tiempo de celebrar el año agradable del Señor porque Su favor está sobre el pueblo.

Iglesia estamos viviendo en el Kairós de Dios, por lo tanto, es necesario que la obra continué. Tenemos la encomienda de seguir predicando esta poderosa Palabra de Dios de modo que la gente se salve, sane, libere y prepare para la venida del Rey de Reyes y el Señor de los Señores.

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